Quiero compartir mis reflexiones sobre una formación sobre la marca personal en el contexto de universitario que impartí en la Universidad de Vigo con EF Business School, a los alumnos de último año de la Escuela de Ingeniería Industrial.
Muchas de las personas que están finalizando sus estudios universitarios están preocupadas, no por su marca personal, sino sobre todo, por cómo serán sus inicios en el mercado laboral.
Hemos hablado de muchas cosas, pero comenzamos conversando sobre la importancia de que identifiquen en qué les motivaría trabajar.
Hay una combinación muy buena a mi entender: si en lo que “te gustaría que te pagasen por hacer”, además eres bueno/a en ello (coincide con frecuencia porque solemos motivarnos y esforzarnos más en lo que nos agrada) y por encima “lo ves posible” (muchas más cosas de las que creemos son viables dedicándole el esfuerzo y constancia necesarios), ya has dado un paso importante.
A partir de ahí puedes pensar en seguir construyendo tu marca personal: tus objetivos, definir a tu cliente, tu propuesta diferenciada, tu imagen… y pasar a planificar acciones, métodos de análisis de tus resultados…
Pero empieza por el principio. Paralelamente a esto, hemos hablado de algo que considero fundamental y más en universitarios/as que se van a incorporar al mundo laboral: la parte “no técnica” de este entorno.
Cuando comiencen a trabajar en una empresa, los conocimientos técnicos específicos ya se les suponen, no es algo diferencial con otros ingenieros. ¿Y cómo te puedes diferenciar? Hay distintas formas. Algunas, académicas, como seguir formándote en tu especialidad o en otras (por ej., finanzas, comercial, tecnologías…) para ampliar tus competencias, tu empleabilidad y disponer de más opciones profesionales.
Otra manera de hacerlo es desarrollando las capacidades que demandan cada vez más las empresas (y generalmente no te forman en ello en la universidad).
Algunas fundamentales son: actitud, adaptabilidad, gestión de personas, trabajo en equipo, resolución de problemas, creatividad, productividad… pasión…
Porque en el ecosistema de la empresa tiene que haber un equilibrio entre dos mundos que lo forman: el de las tareas, que vienen determinadas por procesos, criterios, objetivos numéricos… y el mundo de la relación entre las personas, la motivación… Es decir, una vez que tenemos el “libro de instrucciones” de procesos, tareas, objetivos…, cómo vamos a trabajar para llevarlo a cabo, bajo qué valores y premisas, para conseguir que las personas se sientan contentas en el día a día, algo necesario para lograr equipos de alto rendimiento. Y para lograr eso, precisas manejar adecuadamente las capacidades antes mencionadas.
Finalicé la formación diciéndoles: “ingenieros/as que os vais a incorporar en el mundo laboral: en la parte de las tareas ya sois unos cracks. ¿Y si, quienes no lo hayáis hecho ya, probáis a desarrollar la parte de la relación para lograr dominar también el “mundo no técnico” de la empresa? Pensad en ello, por favor".